EL
MUNDO
14
junio 2016
Galiana Legorburu
No es por moda. Ni por adelgazar. Ni por llevar la contraria. Hay
personas que no pueden comer de todo porque, simplemente, su cuerpo no lo
asimila. El problema es que cada vez se descubren más casos de alergias e
intolerancias alimentarias en las familias, donde uno de cada tres niños es
alérgico a algo. Una cifra que se ha triplicado en los últimos años.
"Las causas de este
aumento en el número de casos no están claras. Pero todo apunta a que el cambio
en el estilo de vida de las personas, cada vez más sedentario, el uso abusivo
de antibióticos, junto a la baja calidad nutricional de la dieta y el poco
contacto con la naturaleza, están siendo determinantes", explica la
Dietista Nutricionista de HealthSpace, Laura Saavedra
Casanova. De la misma manera, advierte, es importante diferenciar una alergia
de una intolerancia, ya que aunque pueden compartir algunos síntomas, no son lo
mismo.
¿Qué es una alergia alimentaria?
"Una alergia
alimentaria es una reacción inmunológica que tiene lugar en el organismo, a los
pocos minutos de ingerir un determinado alimento", sostiene la experta. Y
esta reacción, añade, la causan determinadas proteínas alimentarias que pueden estar
presentes en los huevos, la leche de vaca, frutos secos y semillas, cacahuetes,
frutas y verduras, legumbres, pescados o el marisco, y que el cuerpo considera
sustancias extrañas que debe eliminar generando anticuerpos. "El resultado
de la unión entre el alérgeno y el anticuerpo es un malestar general con
síntomas de alergia (mucosidad, dificultad para respirar o dermatitis) unido
otros problemas digestivos como hinchazón, dolor de tripa o diarrea",
advierte Saavedra. Por otro lado, si estos síntomas de no se controlan, la
nutricionista alerta sobre la posibilidad de que se produzca una reacción
inmunitaria grave que requiere atención médica inmediata. Y aunque
tradicionalmente el tratamiento contra las alergias alimentarias consistía,
exclusivamente, en evitar los alimentos concretos que generaban esta respuesta,
ahora existen técnicas de inmunoterapia para poder reintroducirlos en la dieta.
"La intolerancia afecta al sistema digestivo, la
alergia activa el sistema inmunitario"
Por otro lado, las intolerancias
alimentarias tardan mucho más en manifestarse, y afectan principalmente al
sistema gastrointestinal", asegura Saavedra. Mientras que la alergia
activa el sistema inmunitario, la intolerancia se debe a una carencia o déficit
de enzimas digestivas, no pudiendo asimilar ciertos azúcares (lactosa,
fructosa, sacarosa), proteínas (gluten) o aminas (histamina, tiramina). "También pueden ser consecuencia de una
mayor sensibilidad alimentaria, que consiste en reacciones menores y no
alérgicas a aditivos alimentarios o a sustancias químicas de presentes de forma
natural en los alimentos", añade la experta.
Su diagnóstico tampoco es
el mismo. Las alergias se investigan mediante la medición de los niveles de inmunoglobinas en sangre y test cutáneos. Pero en el caso
de las intolerancias, no es tan sencillo: "Los 'test de intolerancias
alimentarias' que anuncian en todas partes carecen de evidencia científica, y
no solo son un timo, sino que pueden generar problemas de diagnóstico reales si
se excluyen de la dieta grupos de alimentos innecesariamente", advierte
Saavedra. "Están de moda las dietas que excluyen alimentos o grupos de
alimentos, por ser más saludables y una cosa no quita a la otra. Una dieta de
excluya, por ejemplo el gluten, puede ser igual de insana que una que lo
contenga", aclara la experta.
Si crees que sufres una alergia o intolerancia
alimentaria
·
Es imprescindible
consultar a un médico para poder tener un diagnóstico seguro sobre el problema.
·
Excluir del menú
al alimento causante de la alergia o intolerancia.
·
Leer siempre las
etiquetas de los productos antes de comprarlos. De esta manera nos aseguraremos
de que no contiene ese alérgeno o sustancia intolerante en la lista de los
ingredientes.
·
Lavar bien los
alimentos y no mezclar los utensilios de cocina para evitar las contaminaciones
cruzadas.
·
¡Cuidado con las
trazas! Aun en cantidades pequeñas, siguen siendo sustancias desencadenantes
del problema, y a veces pueden estar presentes en otros alimentos que sí son
tolerados, produciendo los síntomas.
·
Elaborar un
diario dietético donde se anote lo que se come y los síntomas. Es una forma
fácil de escuchar al cuerpo y reconocer sus señales.
·
La preparación de
los alimentos influye en su tolerancia. Se puede intentar mejorar estas
reacciones mediante prácticas como pelar la fruta antes de comerla o cocinar
los ingredientes de una manera determinada.